Existe un espacio normalmente vacío
jueves, 1 de octubre de 2020
por Arantza Caballero
Personajes
Jurek
Maciek
Helena
Cuando las dendritas de una célula neuronal se conectan al cuerpo de otra, se crea la sinapsis. En ese parpadeo entre conexiones, existe un espacio normalmente vacío. En ocasiones ese espacio es alojado por Maciek, una sombra que sostiene entre manos nerviosas un carrete de hilo negro; y Jurek¸ de ojos abrumadoramente oscuros, iluminados únicamente por un iris blanco, portador de una boca exageradamente grande que alberga un centenar de lenguas y voces.
Si te sumerges lo suficiente en ese espacio entre conexiones, puedes encontrarte en el lugar de Helena, parada frente a una puerta al centro, flanqueada por las dos enormes entidades que parecen abarcarlo todo y nada a la vez.
Jurek (Con la voz de cien hombres y mujeres a la vez.) Toca la puerta no la toques. No sabemos lo que hay detrás. Queremos saber.
Helena Otra vez no te entiendo nada.
Maciek (Jalando hilo del carrete sin parar.) Quiere que averigües qué hay detrás de la puerta.
Jurek Ábrela no lo hagas ábrela no lo hagas ábrela no lo hagas.
Helena Me confundes.
Maciek (Mientras Helena acerca la mano al picaporte.) Si vas a hacerlo, hazlo con cuidado.
Se escucha un fuerte golpe del otro lado de la puerta. Helena retrae la mano, sorprendida.
Jurek (Viendo a todos lados, con las manos perdidas en su cabello.) Peligro no me gusta ese sonido abre queremos saber qué hay detrás daño nos va a herir queremos saber queremos saber si nos hace daño no abras acércate acércate solo escucha a través.
Helena Lo sigue haciendo. ¿Qué hago? Me confunde, no me gusta.
Maciek Escucha.
El eco producido por las voces de Jurek se detiene. Por un momento todo está silencioso.
Ni un respiro.
Ni un susurro.
Pisadas.
Helena (Dando un paso atrás.) Regresó.
Maciek Regresó. Mira.
Maciek se agacha para estar cara a cara con Helena, entre sus manos le muestra un tramo de hilo. Justo al medio hay un nudo del tamaño de una nuez.
Helena No me gusta, quítalo. Arréglalo.
Jurek (Tirándose al suelo.) No nos gusta arréglalo quítalo de nuestras caras hazlo más grande empeóralo pero deshazte de él déjanos ponerlo en nuestra garganta queremos probarlo queremos ahogarnos en él deshazte de él no nos gusta arréglalo.
Maciek Este es uno grande, el mejor que has hecho hasta ahora. ¿Cuál es el problema?
Pausa.
Helena (Mira a la puerta como si quisiera ver a través de ella.) Es ella.
Maciek (Sujetando el nudo entre sus palmas como si fuera algo preciado.) Parece una rosa, ¿segura que quieres que lo arregle?
Jurek Arréglalo déjanos verlo de cerca y si mejor lo conservamos nos gustan las rosas esa es negra no nos gusta es demasiado grande el más grande que hemos hecho es preciado no lo deshagas no nos gusta no lo queremos cuídalo.
Helena Me hace sentir mal. Es demasiado…real. ¿Puedes arreglarlo?
Maciek (Volviendo a su altura normal.) Tú sabes que sí.
Helena No me gusta esta parte.
Maciek A nadie, niña.
Helena se sienta en el suelo, a su lado Jurek se mantiene tendido, ha abierto su boca y de ella se ven serpentear cientos de pálidas lenguas, entre todas destaca una, la más larga. Por encima de ella Maciek toma el nudo entre sus dedos y empieza a desenredarlo gentilmente. Mientras Helena habla se escuchan pasos del otro lado de la puerta; primero callados, luego más fuertes con cada palabra que emite.
Helena La conoció en la oficina. Comían juntos todos los días porque él no es muy sociable y ella era nueva, un par de personajes socialmente incapacitados. Claro que se llevarían bien. Pero eso no me sorprendió. (Pausa.) Cuando me la presentó casi me río en su cara, pero no hubiera sido cortés de mi parte. (Sonríe. Voltea a ver a Maciek. El nudo es un poco más pequeño.) Debiste haberla visto –
Maciek Lo hice.
Helena ¿No es asombroso…lo mucho que nos parecemos? Luego tuvo que traerla a una comida familiar. Bueno, familiar y de amigos cercanos. Supongo que para ese entonces ya la podías considerar cercana. Debiste haber visto la facilidad con la que le agradó a todos –
Maciek Lo vi.
Helena Me tomó tres meses para que sus amigos me incluyeran en los planes. Me tomo un año para que su madre me viera a la cara cuando me hablaba. ¿Sabes cuánto le tomó a ella? A –
Maciek Los veinte minutos sus amigos –
Jurek Nuestros nuestros suyos nuestros.
Maciek No interrumpas –
Helena A los veinte minutos sus amigos ya sabían su nombre y su madre la tomaba del brazo para contarle historias que a mí me costó años conocer.
Fotografía de Jose Herrera
Helena es interrumpida por pasos tan fuertes que la hacen llevar sus manos a sus oídos.
Maciek No pares. Ya casi está.
Helena (Intentando hablar por encima del ruido de los pasos.) Cuando le dije que no me agradaba se burló en mi cara. No podía creer que de entre todos yo fuera la única que no la adoraba al instante. Y me ignoró. Después pasó la inundación y se quedó en la casa.
Jurek Nuestra suya nuestra suya suya.
Maciek (Entre sus dedos el nudo es del tamaño de la cabeza de un alfiler.) ¿Y qué sentiste?
Jurek Nada nada nada todo necesitaba ayuda nosotros no la queremos miedo él la quiere no nos importó cuídanos más a nosotros celos necesitaba ayuda no importó sólo será un momento será para siempre.
Maciek Que no interru–
Helena (Llevando sus rodillas al pecho.) Terror.
Jurek Es nuestro es nuestro no nos pertenece es nuestro.
Maciek (Satisfecho.) Listo.
Los pasos estruendosos cesan. Helena levanta la vista de entre sus rodillas y mira el hilo, completamente recto y sin señal o marca alguna del nudo que estuvo ahí.
Helena Una noche la llamó por mi nombre.
Maciek (Continúa jalando hilo del carrete.) Durante la cena. Lo recuerdo. (Pausa.) Llaman a la puerta.
Helena (Mira a la puerta.) No oigo –
La interrumpe un golpe seco a la puerta. De su lugar en el suelo, Jurek cierra la boca bruscamente y se desliza hasta ponerse detrás de Helena. La toma entre sus brazos con aire protector.
Jurek Ahí está de nuevo no abras enfréntala no queremos verla haz que se vaya no nos gusta no le abras enfréntala abre la puerta protégenos.
Helena No puedo moverme.
Maciek Estás dejando que te detenga.
Helena Tengo miedo.
Jurek Terror horror tenemos no queremos ser valientes protégenos.
Helena aparta los brazos de Jurek y se levanta, camina hasta quedar frente a la puerta. Llaman de nuevo.
Maciek ¿Te quedarás parada ahí, nada más?
Jurek Por favor hazlo no abras.
Helena (Posa su mano sobre el picaporte. Llaman otra vez.) La otra noche me llamó por su nombre.
Maciek (Asiente.)
Helena Me abrazaba en la cocina, me consolaba después de una mala noticia.
Jurek Nos consolaba nos cuidaba nos hacía daño.
Maciek (Asiente.)
Helena Creo que ahí me rompí. Sólo lo tomé de los brazos, le sonreí y me marché al cuarto. No salí de ahí por tres días.
Jurek Fortaleza cárcel fortaleza cárcel.
Helena De repente me llamaba y cuando decía bien mi nombre pensaba en salir y abrazarlo una vez más.
Maciek (Asiente.)
Helena (Girando lentamente el picaporte.)
Fotografía de Jose Herrera
Fotografía de Jose Herrera
Jurek (Estirando un brazo en dirección de Helena.) No lo hagas abre la puerta no queremos ver que hay detrás enfréntala.
Helena Pero luego nos llamaba como ella y nos volvíamos a enfriar. No he sentido el calor desde entonces.
Maciek (Se detiene. Mira directo a Helena.) Empújala.
Helena suelta el picaporte.
Levanta una mano y empuja la puerta.
La abre.
Del otro lado se ve a sí misma.
Oscuro.