Compañera de cuarto
por Daniela Unda Charvel
miércoles, 17 de marzo de 2021
Escribo de la araña que vive en mi cuarto porque recientemente he leído sobre arañas, bueno, en realidad solamente leí un cuento sobre arañas, sobre una araña. La primera vez que vi a la araña que vive en mi cuarto pensé en ese cuento, en ese cuento donde a la narradora le dan miedo las arañas, a mi no me dan miedo las arañas, ni las hormigas, pero sí me dan asco las cucarachas, más que nada porque no las considero insectos, las considero bichos.
Todo el mundo cree que insecto es sinónimo de bicho, pero yo no creo, porque decirle bicho a una araña me parece muy injusto, de lo más injusto, porque las arañas siempre están solas porque todo el mundo les tiene miedo, no son como las hormigas que están llenas de amigas, hasta la palabra hormiga y amiga rima, por eso, decirle bichos a las arañas no me gusta, porque de por si tienen una vida muy difícil, llamarles bichos sólo les hace todo más opaco. Por eso creo que yo soy como un insecto, porque cuando me llaman por mi nombre conocido esperando una sonrisa de regreso me parece muy injusto, porque me hacen todo más opaco, y en mi casa también todos me tienen miedo, tienen miedo de un día no poder encontrarme.
Yo creo que todos los humanos se parecen a un insecto, o son un insecto, y otros son bichos, mi papá dice que los policías son como puercos, yo creo que más bien son bichos porque cuando están solos son insignificantes, pero cuando están en grupo tienen mucho poder, y dan miedo, como los gusanos; un gusano no da miedo, pero un plato lleno de gusanos da mucho asco, y limpiar el plato, da miedo. Una vez el plato de mi gata se llenó de gusanos, primero vi sólo uno, y lo quité con una servilleta, pero cuando vi que había muchos gusanos me dio tanto miedo que tiré el plato a la basura.
Mi hermana se parece mucho a las hormigas, y si fuera una hormiga, sería una hormiga reina, porque tiene muchas amigas y todas la siguen. Yo no tengo amigas, y a mí nadie me sigue, no me da envidia, porque yo soy como una araña, habitando cuartos, habitando cuartos sin que puedan encontrarme, cuando me escondo, cuando sonrío de mentiras.
Antes tenía muchos problemas para dormir, no podía dormir sola, me daba mucha ansiedad, me daba mucha ansiedad que me diera ansiedad y me daba mucha ansiedad tener problemas para dormir. Entonces, con vergüenza, con mucha vergüenza tenía que irme todas las noches a la cama de mi madre, que alguna vez me dijo que a veces se sentía como una cucaracha, yo le dije que era tan alta y hermosa como una mantis religiosa.
Hace poco, muy poco que duermo bien, aún me da miedo que me dé miedo, pero ya no corro a la cama de mi madre, ella cree que estoy creciendo, no sabe, no sabe que lo que pasa es que ya no duermo sola. Duermo todas las noches con la araña que vive en mi cuarto, digo que vive en mi cuarto porque las arañas viven muy poco tiempo, y si algún día se va, seguramente es porque está muerta, entonces no creo que sólo se esté hospedando en mi cuarto.
No convivo con ella, ni hablamos, sólo a veces la veo, a veces está en el techo, luego en la pared de lado de mi cama, a veces en el piso y tengo que tener mucho cuidado de no lastimarla, a veces está en el espejo, el espejo le gusta; yo creo que piensa que tiene una amiga. No me considera su amiga, ni yo a ella, a veces pienso que un día me va a inyectar su veneno y ocurrirán sólo dos opciones: superpoderes o moriré en mi cama, me conformaría con cualquiera de las dos.
No es que la araña que vive en mi cuarto duerma conmigo, ni siquiera estoy segura si duerme porque en las mañanas nunca la encuentro, pero tenerla cerca me quita el miedo, porque si está ahí tengo a alguien que me acompaña. Por eso nos parecemos mucho, ella no me quiere muy cerca y yo tampoco a ella, pero mi cuarto es lo suficientemente grande para escondernos a las dos, para escondernos del mundo, a las dos.
Hace ya dos días que no la veo, actúo normal, como que no me falta nada, le sonrío a mi madre, pero en verdad, me falta la araña que vive en mi cuarto; tal vez está perdida y regrese pronto, tal vez está muerta, tal vez se cansó de escuchar mi música, o mi respiración nocturna, yo creo que se fue porque ya no pudo con la vida.
Otra vez tengo miedo, pero es un miedo diferente, tengo miedo por la araña que vivía en mi cuarto, el mismo miedo que siente mi madre por su hija que corre todas las noches a su cama y no la deja tener una habitación propia.