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Bajo la Pluma: Clarice Lispector

por Mariana Hernández Ampudia

sábado, 3 de julio de 2021

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La obra de Clarice Lispector es desafiante. Su extrañeza nos muestra una autora imposible de confinar dentro de un estilo literario; incluso ella lo consideraba como un “no-estilo”. Su pluma solitaria e insólita la llevó a consagrarse como una de las escritoras más importantes de la Generación del 45 en Brasil y una de las exponentes literarias más importantes de Latinoamérica.

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El 10 de diciembre de 1920 nace Chaya Pinjasovna Lispector en el pequeño pueblo de Chechelnik, Ucrania, durante la migración de su familia debido a la persecusión de judíos que se llevaba a cabo en el territorio. Dos años después llegaron al noroeste de Brasil donde todos los integrantes de la familia cambiaron sus nombres a unos brasileños, así “Chaya” pasó a ser “Clarice”.

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Desde pequeña se interesó por la literatura y se encargó de leer tanto a lxs autorxs nacionales como internacionales. A pesar de las restricciones de género, Clarice continuó sus estudios en la Facultad de Derecho Nacional de la Universidad de Brasil. En su carrera solamente había tres mujeres y era la única judía. Paralelamente a sus estudios buscó la publicación de sus textos en periódicos de Río de Janeiro donde publicaría su primer cuento conocido: El triunfo.

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Con tan solo 23 años publicó Cerca del corazón salvaje (1944), obra con la que ganó el premio Graça Aranha a mejor novela. Desde una voz femenina y contemporánea, y una narrativa de índole psicológica, va a introducirse en el mundo masculino que lideraba la literatura brasileña de mitades del siglo XX.

 

Dos años después, ya casada con el diplomático Maury Gurgel Valente, comenzaron sus años nómadas, viajando y viviendo en múltiples países. Fue en Berna donde tuvo a su primer hijo, Paulo y, poco tiempo después, publicó su segunda novela La Lámpara (1946). En esta obra, Clarice vuelve a mostrar uno de los aspectos principales dentro de su escritura: la introspección. La mirada penetrante de Virginia, la personaje principal, deslumbra la realidad hasta distorsionarla y muestra una complejidad de carácter que seguirá siendo clave en los personajes de Lispector.

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En 1952, después de dejar Brasil por segunda vez y establecerse en Washington, DC., dio a luz a su segundo hijo, Pedro. La maternidad fue un suceso de gran importancia para ella y tuvo una cercana relación con su escritura. Sus hijos la recordarán sentada con la máquina de escribir en el regazo para no dejar de abrazarlos mientras trazaba sus historias (Solano, María José, “Clarice Lispector para niños: misterio, amor y libertad”) , una de las cuales sería escrita para ellos: el ingenioso cuento infantil llamado El misterio del conejo que sabía pensar.

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La obra literaria de Lispector siempre estuvo atravesada por lo social. En su obra podemos encontrar la inclusión de ambientes alternos a lo hegemónico así como los personajes femeninos que abundan en sus textos. El libro de cuentos Lazos de familia, publicado en 1960, fue su obra primordial en este aspecto. Habla del “ser mujer” desde lo marginal: madres diferentes, amas de casa, niñas y jóvenes que crecen en la periferia. Parece abrir las paredes de las realidades olvidadas de estas mujeres y nos muestra como viven y piensan el hastío en sus casas, desde dentro de la vida que socialmente se les ha impuesto. Son personajes que se caracterizan por tener una esencia divergente que las hace llevar a cabo las actividades más cotidianas como cocinar y a la vez convivir con lo innombrable.

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En tan solo unos meses, Clarice escribió la obra que la puso en boca de la crítica mundial e, incluso, muchos llegaron a reconocer que fue el texto que la consagró como una de las autoras más reconocidas del siglo XX. La pasión según G.H. es la obra de lo neutro vivo, donde la palabra trata de tocar aquello que está más allá del disfraz humano. Seguimos a G.H., una mujer socialmente acomodada que decide limpiar su departamento comenzando por el cuarto de la criada. En la banalidad de este espacio, que encuentra desconocido dentro de su propio hogar, es donde tiene una epifanía que la hace reflexionar sobre el miedo, la angustia y el deseo de acercarse a lo extraño e innombrable.

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Su última obra, La hora de la estrella, fue publicada en 1977, poco antes de su muerte. Comenzó a escribirla en el reverso de cheques y cajetillas de cigarro, mostrando en su escritura el carácter que tendría la obra. Trata, como ella misma expuso en una entrevista para el programa “Panorama”, sobre «la historia de una chica que era tan pobre que lo único que comió eran perros calientes. Aunque, ésa no es la historia. Es sobre una inocencia herida, sobre una miseria anónima.»

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El trabajo prosáico de Lispector también se consagró en una variedad de cuentos publicados en diversas antologías. Entre ellos se encuentran ¿Dónde estuviste de noche?, un cuento ritual y orgiástico de personajes nocturnos y andróginos; El huevo y la gallina donde la presencia de un objeto tan banal como un huevo desata en diversas reflexiones sobre la existencia; y Mineririnho, el cuento sobre el asesinato de un delicuente y su relación con la violencia impuesta por el Estado y la ceguera de la sociedad.

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Su escritura, que oscila entre la poesía, la filosofía y la narrativa, logra consagrar el instante, la palabra y nombrar lo innombrable. Con cada frase nos lleva a intimar con la soledad y reflexionar sobre lo que nos hace humanos, la creación y el silencio. Clarice Lispector es una autora que no deja de sorprendernos y mostrar que es una de las voces más extrañas e inquietantes de la literatura latinoamericana del siglo XX.

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