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Aquí las mujeres vuelan

jueves, 14 de enero de 2020

por Carolina S. Molina

Personajes: 

Clara

José

Laura 

Mujer #1

Mujer #2

Mujer #3

Niña 

I

En el centro del escenario hay una banca de metal, detrás de esta hay siluetas de edificios y algunos árboles de madera. La luz, que lo ilumina todo en escena, imita al atardecer y de fondo se escuchan ruidos propios de una ciudad. 

José está sentado en uno de los extremos de la banca, viste traje sastre color negro y lee un libro; Laura, quien está sentada en el lado contrario, lo mira de reojo y abraza su mochila con ambos brazos; la niña se encuentra jugando frente a ellos y las otras cuatro mujeres  caminan, por todo el escenario, sin algún orden u objetivo concreto. 

Clara entra el escenario con expresión preocupada; su suéter está arrugado y mal abrochado, con una de sus manos sostiene un celular y con la otra una zapatilla de tacón transparente. 

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Fotografía de Andrea Silerio

Clara: ¿Dónde lo dejó? 

Laura abraza su mochila con más fuerza y dice algo en voz baja. 

Clara: (a Laura y José) ¿Lo vieron? (ambos niegan con la cabeza y ella se dirige al público) ¿Y ustedes? (se acerca a la orilla) Mirenlo bien, por favor. Falta el derecho, ¿de verdad nadie lo ha visto? 

Niña: (en voz baja) En un cuento. 

Clara: ¿En dónde estará? (se sienta en medio de Laura y José) Busqué por toda la casa, debajo de la cama, atrás de la lavadora y en la azotea. 

Niña: (levantando un poco la voz) En un cuento, lo leí en un cuento. 

Clara mira a la niña y abre la boca para contestarle, pero José le toca el hombro y ella se gira a verlo. 

José: ¿No ha escuchado? 

Mujer #2: Pagó la habitación más cara, esa que tiene un baño muy grande y da a la avenida. 

Mujer #3: Compartíamos dos clases. Se sentaba a mi lado… parecía amable. 

José: Es que, aquí, las mujeres vuelan. 

Clara y Laura se miran con angustia.  

José: No, no piense mal de mí… yo sólo he visto cómo, de repente, se las lleva el viento. 

Clara: Pero, su zapato… 

Niña: Se le cayó cuando corría… 

Laura toma el brazo de Clara, quien acerca el tacón a su pecho. 

Niña: …la buscaron por tooodo el reino y la encontraron a los tres días. 

Clara: (en voz baja) Pero su cumpleaños es mañana.

Mujer #1: Y hace dos días cumplimos tres años de casados… 

Mujer #3: no sé muy bien cómo o por qué pasó… 

Mujer #1: ...me quiere mucho, pero tiene un carácter difícil. 

Mujer #2: Ya nos habían dicho que tuviéramos cuidado.  A una compañera le dejaron el ojo bien hinchado y no pudo ir a trabajar en dos días. 

Laura: (con el ceño fruncido) “Habría podido enloquecer, desaparecer [...] morir”

José: Pero es que todas ustedes tienen predisposición a volar… si no se cuidan, vuelan… vuelan como hojas marchitas y uno no puede hacer más que mirar. 

Mujer #2: Y sí, sobre aviso no hay engaño, pero hay que comer… 

Mujer #3: Ese día salí muy tarde, la calle estaba sola y yo lo escuchaba caminar detrás de mí. Mandé un mensaje a mi mamá, pero el teléfono se me resbaló de las manos y no pude regresar por él. 

Mujer #2: le olía la boca y el cierre de su pantalón me rasguñó la barbilla. 

Mujer #3: Grité y corrí, pero no apareció nadie y el piso estaba resbaloso. 

Laura: “El imaginario masculino de la persecución eterna.”

Niña: Es que estaba muy enamorado, desafió a su papá porque no podía estar sin ella. 

Mujer #4: Enterré mis uñas en sus brazos… si me pasa algo (empieza a levantarse por encima del suelo), que al menos lo encuentren.  

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Fotografía de Andrea Silerio

Niña: el zapato estaba escondido en una casita en el campo, debajo de una tablita suelta. 

Laura: (muestra su mano a Clara) Es verdad, se queda en las uñas. 

Clara: (mira su propia mano) Pero… ¿y si no sé dónde está su zapato? Cómo… 

La Mujer #3 sale volando de escena. Clara grita y se levanta. 

Clara: (mirando hacia la dirección en la que salió volando la Mujer #4) ¡¿Cómo vamos a saber?! ¡Si no están ni su zapato! ¡¿Cómo vamos a saber?! 

José: ¿No le dije ya? Tienen que tener cuidado, volar no les es difícil… pero encontrarlas es otra cosa muy distinta. 

Laura: (a José) ¿De quién hay que cuidarnos? 

José: Del viento. 

Niña: De los malos. 

Mujer #2: Ese hombre que solo pasaba a mirar. Se me hizo muy raro que se me acercara y que, además, me ofreciera tanto dinero. 

Mujer #1: Es normal, ¿no? Tiene necesidades.

Mujer #2: Al principio pensé que estaba exagerando. Pero, cuando me pidió que mirara la pared… y escuché como… 

Mujer #1: Esa noche no le importó, aunque el niño estuviera despierto y yo estuviera cansada. 

Mujer #2: Yo siempre he tenido la costumbre de quedarme callada. Pero me empecé a poner nerviosa y no pude… no pude dejar de pedirle que me dejara ir… 

Mujer #1: ¡Pero está bien! ¡Yo estoy bien! 

Mujer #2: Aunque sentí mucho miedo, intenté escapar. (Empieza a levantarse por encima del suelo) Pero cuando me tiró al suelo, lastimé mi mano y ya no pude pensar. 

 

Clara se levanta y, antes de que la Mujer #3 desaparezca, le toma el tobillo. 

Clara: Por favor. 

La Mujer #2 desaparece y Clara empieza a llorar. Laura se acerca a ella y mira con aprehensión a la Mujer #1. 

Mujer #1: A mí no me va a pasar.

Laura: ¿Qué te hizo? 

Mujer #1: No puedo… 

Laura: ¿Te lastimó?

Mujer #1: ¡Pero se disculpó! ¡Dijo que iba a cambiar! Y yo no puedo más que creer en él porque… 

José: Es que la culpa es suya. Si ya saben que las lleva el viento, ¿para que se exponen? ¿Para qué gritan? ¿De qué se quejan? 

Niña: Si es como siempre acaban los cuentos. 

Laura: “Para hombres, entre hombres y sobre hombres”. 

Niña: Es lo normal. Que él la haya sacado de su casa y se la llevara lejos, muy lejos, es normal. 

José: Porque aquí las mujeres vuelan. 

Niña: Y él la quería, aunque solo la hubiera visto una noche, la quería. 

 

 

*Algunos diálogos de Laura han sido tomados del ensayo de Juana Gamero de Coca: Sexualidad, violencia y cultura.

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